Bajo el sol del Geoparque de Granada, Santiago y su familia han dedicado generaciones al cultivo de una de las frutas más apreciadas: la cereza. Desde los años 90, su esfuerzo y dedicación han dado como resultado un producto de calidad excepcional, seleccionado con esmero desde el árbol hasta el almacén.
Cada año, entre mayo y principios de julio, estas cerezas alcanzan su punto óptimo de maduración, ofreciendo un equilibrio perfecto entre dulzura y frescura. Más que un simple fruto, son el reflejo de una tradición familiar donde el trabajo y la pasión se saborean en cada bocado.
🍒 El fruto de la dedicación, con el sabor de siempre.